Ya intuíamos que nuestro hijo era algo diferente a sus iguales, pero con la identificación llega la certeza de que la alta demanda tiene un porqué.
Y ahora ¿Qué hacemos?
La principal necesidad que tiene un hijo de sus padres es que le quieran. Querer es cuidar y para cuidar hay que conocer. Construir un círculo de pertenencia para ellos puede presentar dificultades si no entendemos y aceptamos las diferencias que les acompañan en toda su dimensión.
El papel de los padres en la educación de los hijos consiste en:
1. Conocer, observar y comprender al hijo en lo que tiene de común y en lo que tiene de diferente. Las diferencias que nos encontramos en Alta Capacidad son de grado y también de cualidad, y están referidas al ámbito de la sensibilidad (física y emocional), de la energía (física y/o mental), de la curiosidad y la inquietud por aprender y la necesidad de crear.
2. Comprender qué significan esas características diferenciales y en qué formas de comportamiento se traducen. También qué podemos esperar de ellos.
3. Aceptar y comunicar esa aceptación, el espacio seguro en el que van a crecer nuestros hijos implica que los recibimos como son, sin intentar cambiarlos. Eso sí, potenciando todos sus talentos y trabajando sobre sus áreas de vulnerabilidad. Han de saber que son diferentes (que no mejores) en cierta medida (es el reconocimiento de algo que intuyen sobre su propia individualidad) y que está bien.
4. Abrir oportunidades de desarrollo, proponer opciones alineadas con sus habilidades y sus centros de interés, con las que puedan crecer en todos los niveles: emocional, intelectual, creativo…
5. Acompañar, guiar y sostener, compartiendo vivencias, permitiéndoles experimentar (sin evitar el esfuerzo) y disfrutando con ellos.
En general, la mayoría de los padres somos conscientes de todo lo anterior. La dificultad suele venir con la práctica, con el día a día, la falta de tiempo y a veces de energía. Existe otro factor que es la inseguridad ¿lo estaré haciendo bien?
Es fundamental educar desde la tranquilidad y disfrutar educando. No es deseable sumar una carga adicional a las tensiones de vida que ya acumulamos.
Con este objetivo nacieron las escuelas de familia, proporcionar unos parámetros de referencia que nos ayuden a estar cómodos en una labor para la que no hemos sido entrenados y que es central en la vida de los que tenemos hijos.
En el caso de hijos de Alta Capacidad estos recursos son más útiles si cabe, porque en multitud de situaciones las pautas ordinarias no son de aplicación.
Quiero invitaros al ciclo de Escuela de Padres con hijos de Alta Capacidad que comienza en febrero (el calendario y el programa estarán disponibles en Facebook, síguenos si estás interesado). En él abordaremos las características diferenciales desde las Sobreexcitabilidades, los comportamientos que se derivan de ellas y la práctica como padres, con pautas de crianza concretas y un esquema general para entender a nuestros hijos de Alta Capacidad.
¡Confío en veros pronto!