Muchas veces, al por qué, por qué, por qué, hemos de sumar movimiento y actividad poco habituales.
Nuestros hijos y alumnos de AC muestran muchas inquietudes y una mente despierta. Detrás de ellas generalmente encontramos un alto nivel de energía y activación, que pueden ser visibles exteriormente cuando hay movimiento neuromuscular (esos niños que no paran de mover el lápiz o la pierna, que no se sientan en la silla más de unos minutos o se revuelven continuamente) o no apreciarse a simple vista porque lo que tienen es una actividad mental muy intensa, fruto de sus ricos mundos interiores (esos otros niños que parecen distraídos, que decimos que están en Babia).
Leer estos síntomas y otorgarles el significado correspondiente, no siempre es fácil. Las confusiones son frecuentes y distinguirlos es el primer paso para que se conviertan en un activo, y no en un problema.
La Sobreexcitabilidad Psicomotora se caracteriza por una energía singular que se despliega a nivel físico y/o mental, que tiene una vertiente de gran productividad (las personas con sobreexcitabilidad psicomotora son muy prolíficas, realizan muchas actividades en cortos espacios de tiempo, y además disfrutan con ello) que ha de ser canalizada adecuadamente.
¿Por qué?
Las personas con sobreexcitabilidad psicomotora pueden resultar abrumadoras. Algunos de sus patrones son dormir poco, hablar mucho y muy rápido, cansarse poco y moverse mucho. Generalmente demandan mucha atención y energía de padres y educadores.
¿Qué hacer?
Ante todo hemos de tener en cuenta que no son comportamientos patológicos, que son características fuertemente asociadas a la AC, naturales en ellos, que se deben respetar y enseñar a regular, que no reprimir.
Como siempre, y en función de la edad del niño, hemos de aceptar que es así y dar una explicación. Los niños necesitan saber que la intensidad con la que viven no es algo punible, sino apreciable, que esa energía y ese entusiasmo (la inteligencia es la capacidad de… y la sobreexcitabilidad la pasión por…) son útiles para hacer muchas cosas, y que estamos ahí para ayudarles.
¿Cómo?
Los estilos de aprendizaje han de optimizarse. ¡Cuántos adultos no necesitamos movernos, caminar o conducir para pensar y concentrarnos! A los niños con sobreexcitabilidad motora se les debe permitir el movimiento, y alternar periodos de inactividad física con aquellos en los que puedan liberar energía. Dos fórmulas clásicas que funcionan son las actividades al aire libre en entornos poco reglados (juegos, excursiones) y los deportes. Muy recomendables los de equipo que trabajan paralelamente otros objetivos y competencias. Los individuales también son una buena opción.
Ayudándoles a expresar emociones y pensamientos. Los niños que hablan mucho y muy rápido suelen sobrepasar al adulto más paciente. Una táctica útil es reservar lugares y momentos adecuados como las horas de las comidas u otros adaptados a las costumbres familiares. Esa comunicación es fundamental para el desarrollo de los niños y de las relaciones familiares. Otra es la libreta de preguntas en las que los chicos apuntan sus inquietudes diarias. Les ayuda a centrar el tema que suscita su interés, previene el olvido y simplemente escribir libera la mente. Siempre ha de haber un tiempo asignado para tratarlas.
Reconocer las emociones en el cuerpo contribuye a regular su propia actividad. Cómo y dónde identifico los signos de cansancio o ansiedad y qué actividades han de seguir a ese reconocimiento.
La relajación en cualquiera de sus formas (actividades como hacer puzles, escuchar o producir música o técnicas de relajación propiamente) es muy útil para su equilibrio personal.
Tengamos presente que la sobreexcitabilidad es un activo, y constituye el combustible para el desarrollo de la Alta Capacidad.